Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2023

Historia de un buen cristiano

Historia de un buen cristiano -Siéntate -ordenó don Luis de la Hoz, Presidente de la Hermandad Santiaguista Sevillana-  Me ha dicho tu madre  que a tus cuarenta y tantos años está en el paro y no encuentras ningún trabajo adecuado a tus pretensiones. -Así es, don Luis -Yo te propongo un trabajo interesante. Consiste en realizar el Camino a Santiago, a pie, pero por y para mí. Me explico: yo prometí hace años realizar tal peregrinación cuando me votaron los hermanos como Presidente Santiaguista. Mis obligaciones empresariales y mi edad me impidieron realizar tal promesa pero si delego tal caminata en una persona que la haga por mí también es válida dicha promesa ante los ojos de nuestro Apóstol Santiago. -¿Y cuanto me pagaría usted? -¡Ah, los pobres siempre pensando en el dinero! Te pagaré bien. Tu traslado desde Sevilla a Roncesvalles y las estancias en posadas de pago de peregrinos más tu vuelta a casa desde Santiago de Compostela en avión serán pagados aparte de los tres mil euros qu

La maleta, un cuento veleidoso

La maleta (Un cuento veleidoso) Cuando Jacinto veraneaba en Motril, en la casa de su tía Angustias, se encontró con su amigo de la infancia Luis, que vivía en algún lugar de Cataluña.  Después de los abrazos y saludos de rigor entre Jacinto, un perdedor nato, administrativo de Seguros El Puntal y su exitoso amigo, que salía incluso en la television opinando sobre esto y aquello, Luis invitó a comer a Jacinto en un lujoso restaurante; tras el postre  llegó la extraña proposición. -¿Sigues viviendo en aquella enorme casa de tus padres que estaba en El Realejo?- preguntó Luis. -Allí vivo antes que se caiga la casa de vieja -¡Qué desvanes tenía, enormes, con huecos de armarios en todas las paredes! ¿Te acuerdas cuando jugábamos a la guerra con nuestros amigos?  -Bueno, al grano- cambió de pronto la conversación Luis para, bajando la voz y chupando más que fumando un habano y oliendo ceremoniosamente la copa de brandy Carlos I Imperial -  te propongo un trato del que vas a ganar dinero sin

Un cuento para junio: Jacinto, el marqués

Un cuento para junio Jacinto, el marqués El modesto pero lustroso Citroen 11B paró frente al Casino Lux, el casino de los señoritos. El mecánico, el chófer, descendió apresuradamente para abrir la puerta al  joven marqués. Cinco pasos después don Jacinto, o el señor marqués como gustaba le llamasen, se sentó en un sillón de mimbre, junto a terratenientes y ancianos de la alta sociedad pueblerina, que contemplaban en silencio, a la gente del pueblo llano que paseaba calle arriba, calle abajo, como era costumbre a principios de los años 50.  En realidad, todos los socios del casino sabían que el marqués no era tal. Pero había heredado mucho dinero y se portaba como un auténtico señor, además de ser generoso invitando frecuentemente con vino manzanilla las tertulias de los viernes que se celebraban en el interior del local. Don Jacinto, el supuesto señor marqués, era el hijo único del administrador que tuvo un verdadero marqués, el de La Cilla, del que obtuvo en herencia una gran fortuna.

Un libro de mi biblioteca

Un libro de mi biblioteca Eldorado Autor: Fernando Sánchez Dragó En la contraportada de esta novela se lee: "Sánchez Dragó escribió este relato de rabia, de felicidad, de sensualidad, de insurrección y de duda ametódica en el otoño del año 1960"   "Salí de casa a las doce. Los niños del sur, desnudos de ombligo al dedo gordo del pie, sonreían llenos de complicidad y a veces, me tiraban una china que rebotaba delante de mí" "El camarero se acercó con un trinaranjus. Abrió la botella y la vació en un vaso de duralex. En aquel bar no eran elegantes, no sufrían, no imitaban. Por la acera taconeaba una criadita con los pechos muy prietos y muy redondos bajo la tela blanca del uniforme. Movía las caderas al andar" "Laura me esperaba junto a la freiduría, sentada en el pretil del puente. Se había puesto una blusa de color marfil y una falda negra de piel sedosa. Los hombres la miraban y se la comían a bocados, pero platónicamente y en silencio" "Mi