Un cuento posible

Amor sin tapujos   (Un cuento posible) 


Alguien preguntó a Camus que qué iba a escribir viviendo en aquel pueblo perdido del sur de Francia. Lo que yo vea -contestó lacónicamente el autor. 

Si un escritor no es un observador poco podrá escribir sobre la vida. Mi amigo Jacinto es un escritor que no edita pero que observa y escribe. Reproduzco  un resumen de un cuento que escribió residiendo en Villapata del Arroyo.


"La primera mitad de la década de los años 60 del pasado siglo continuaron casi igual de horrible como fue en las décadas de los 40 y 50 de la posguerra. Hambre, miseria, miedo y humillación sobre el 70% de la población española.

Adela era una chica joven y pobre, muy pobre ya que más de una vez se acostaba sin cenar. Adela saltó de alegría cuando su madre le comunicó que le había buscado un trabajo de dependienta en la zapatería de doña Julia. Comería allí, con los dueños, al mediodía, se podía llevar los restos del almuerzo a casa y además le pagarían unas pesetas a final de mes, según fuera el negocio.

La tal doña Julia era la propietaria del negocio heredado del padre. Ella se casó con el dependiente para usarlo como administrador y calientacama ya que odiaba trabajar vendiendo alpargatas, albarcas y zapatos baratos a los vecinos de Villapata. Ella estaba en la caja, sentada en un gran sillón, comiendo dulces de la panadería de enfrente para mantener su línea de los 120 kilos en canal. Es decir, sin faja ni refajos. 

Cuando Adela, 17 años de edad, no fea del todo y de cuerpo grácil entró a trabajar los ojos de su jefe, el marido de Julia, se la comía.  Paco tenía entonces unos 50 años de edad, poseía una mirada repulsiva de ofidio y usaba un amaneramiento detestable, casi femeniles. 

No pasó una semana en su reciente trabajo cuando Paco ordenó a Adela subir al almacén con él, a la cuarta planta, para clasificar unas cajas de zapatos recién recibidas.

 Niña me traes loco -dijo Paco a la muchacha nada más entrar en el almacén-  yo te daré trabajo aquí hasta que tu quieras y además te ayudaré, de vez en cuando, con algún dinero extra.

La chica no se resistió cuando analizó los pro y los contras  y se decidió, sin mucha reflexión, por los pro.  Hicieron el amor una vez  y muchas veces. El almacén allá arriba era el paraíso, ya que la oronda doña Julia no se movía nunca de su sillón.  

Una vez su rijoso jefe le dijo mientras encendía un cigarrillo postcoital: Mira nena, llevamos un año de relación y tienes que buscarte un novio para casarte. Hay muchos tontucios en el pueblo para escoger. Será nuestro seguro, mi seguro, por si tengo un desliz y te dejo preñada. Así que te buscas a un maromo, deja que se desfogue contigo y después, te casas con él. 

Oye, Juana ¿te has enterado que Adela, la hija de Antonia, se casa con Curro? -informó una vecina a otra esperando su turno en la pescadería. Y que además -continuó la vecina cotilleando pero en voz baja- que va con una barriguita de dos meses.

Nació una niña hermosa. Adela y su madre, las vecinas y sus familiares no escatimaron halagos, qué niña más guapa, qué rubita es, qué ojillos azules tiene. Curro, el marido semitonto, sonreía y no caía en la cuenta que por parte de la familia de él o de ella todos eran de tez cetrina, de ojos negros y con una biometría ajena a la niña parida.

Cuando transcurrió la cuarentena Adela se reincorporó al trabajo dando las gracias a doña Julia por  el regalo de la "canastilla" tan bonita y en secreto agradeció a su jefe las  dos mil pesetas que le dio a escondida de su esposa. 

Nena, vamos a almacén que tenemos que preparar los zapatos de primera comunión. En el almacén explotó el deseo contenido durante tanto tiempo. Me siento feliz por ti y por mi. Ya no tengo miedo que pueda estallar un escándalo si te quedas preñada. Yo podía perder mi mayordomía en la Cofradía de la Cautiva y mi bastón de concejal en el Ayuntamiento. 

 



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