Literatura Española

 Literatura Española 

Los Bravos 

Autor: Jesús Fernández Santos 


En el prólogo leemos: "El 5 de marzo de 1954 se acabó de imprimir esta novela. En la época en que yo empecé a escribir -nos cuenta Jesús Fernández- eso de publicar un libro en España era para Azorín o Pío Baroja"


"El pueblo estaba vacío. Las casas, el río, los puentes y la carretera desierta de siempre, como si su único fin consistía en existir por sí mismo, sin servir de morada o tránsito. El vacío se tornaba visible y oloroso en torno a las ruinas ennegrecidas de la iglesia, al margen mismo del pueblo, hueca, al aire sus afiladas ventanas, hundidas por el odio y la metralla que la guerra volcó sobre ella"


"Cuando abrió la ventana las moscas volaron a su alrededor y él las fue espantando hasta verlas a todas en el balcón de al lado. Odiaba a las moscas, no por higiene, sino por un íntimo instinto que le impedía vivir tranquilo, sintiendo su bordoneo en rededor"


"El médico esperó a la paciente en la limpia cocina de la casa. Al cabo de unos instantes bajó Pilar. El médico le echó unos cincuenta años de edad; tenía la gordura fofa de los que en el campo no trabajan, y según venía acicalada no era difícil adivinar en qué había empleado el tiempo. Había bajado ridículamente vestida con el traje de las fiestas. Doctor -dijo Pilar- no duermo bien. Es como un fuego que me sube por las venas. Tengo que ponerme desnuda sobre las sábanas.

El médico recetó algo. Ella le invitó a un vino".


"El caballo olfateó el agua y bebiendo un sorbo cruzó el río. Nada más salir en la orilla opuesta el camino trepaba una buena pendiente y el médico tuvo que sujetar la cartera, agarrándose al aparejo, doblando el cuerpo hacia delante para no resbalar"

¿Cómo andamos? -preguntó el médico al pastor enfermo que se cobijaba bajo una vieja manta.

Malamente; me duele aquí.

El médico, por humanidad, decidió permanecer en el chozo de los pastores hasta que mejorara el paciente"


"Un grupo de hombres y mujeres despedían a Pepe que marchaba a la capital. El médico salió al balcón. Colocó en él una silla y contempló el pueblo a sus pies; la iglesia hueca, la fragua y el río. Tres niños nadaban bajo el puente; él se quedaba en el pueblo"  


   

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