La profesora de inglés (Recuerdos)

La Profesora de Inglés  (Recuerdos)

Academia de Inglés Paxton. Profesores nativos.

-Buenas tardes -saludó Jacinto a la recepcionista del centro de idiomas- deseo matricularme para poder practicar mi inglés hablado. Sólo eso, tener solo conversación en cada clase.

-Muy bien. Antes un profesor le hará una entrevista para ver su conocimiento del idioma para poder asignarle un grupo de alumnos adecuados.

Jacinto, en su butaca, ya jubilado, tomando el fresco de una tarde de verano, recordó sonriendo aquellos duros tiempos, cuando tras el trabajo, las tardes de los lunes, miércoles y viernes tomaba el metro y se dirigía a Sol para asistir a sus clases de inglés. 

En la academia, una mujer madura, de unos sesenta años de edad, natural de Chicago, según dijo a los tres alumnos que se sentaban en la misma mesa donde ella estaba solo se hablaría en inglés, de cualquie tema que ellos desearan. 

A los dos meses del comienzo de las clases sólo quedaron la profesora y Jacinto. Los otros dos  alumnos se aburrieron y se fueron. 

Ms. Stacey, la profesora, y Jacinto esperaban aquellas clases con impaciencia. La profesora para poder cobrar la parte que le correspondia y Jacinto para prosperar con su inglés hablado; tenía un precontrato de la Boeing para poder trabajar en Everett, Washington. La entrevista y selección de personal, sería en el escuela de Peritos de Madrid.  Jacinto tenía una excelente curriculum profesional que le abrió paso para esta oportunidad.

 Para Jacinto, aquellas clases habladas eran esenciales. Se defendía bien y según la profesora tenía un alto nivel de comprensión y de expresión en inglés "americano", diferente al british.

Era el tiempo  previo a la Navidad del año 1965. Ms. Stacey se sentía triste y sola. Con la confianza de más de cuatro meses de clases, tres días a la semana, ella se explayó con tristeza: "Usted es  joven y tiene ilusiones y el futuro es suyo. Como cuando yo vine a España cuando me dejé engañar  por un amigo que era militar-mecánico de profesión y me propuso vivir en Torrejón, España"

Cuando me hice mayor -prosiguó hablando la mujer- me abandonó por otra más joven y se volvió a los Estados Unidos.  Yo me quedé en España con un permiso de trabajo que me consiguió don Antonio, el dueño de esta academia.

-¿Y no tiene usted algún familiar en su país ?

-A nadie, y a mi edad y a mi falta de preparación laboral, iría sin remedio a ser una sin-techo y a tener que sobrevivir del welfare. Prefiero, por ahora, vivir en Madrid donde la señora que me alquila una habitación comprende mi miseria y permite que le deba varios meses de alquiler y además me invita a comer con ella con frecuencia.

 Dos clases antes de su marcha de la acedemia Jacinto llevó un regalo a la anciana Ms. Stacey. Era un sobre con un billete de mil pesetas y una entrada al cine Paz para ver West Side Story.

 Viviendo y trabajando Jacinto en US escribió varias veces a su ex-profesora. Nadie contestó a sus cartas.

 En unas vacaciones de Jacinto se acercó a la Academia Paxton para preguntar por la pobre mujer. ¿No se enteró usted? - preguntó la recepcionista al joven. El día de Año Nuevo del 66, se suicidió arrojándose por el Viaducto de Segovia.

 ¡Pobre mujer! dijeron al unísono la empleada y Jacinto. 






 

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