Ser español según la literatura

Ser español sgún la literatura

 La llamada novela social (realismo social) español surgió en la década de los años 50 cuando una gran masa de gente del mundo rural se desplazó a las grandes ciudades para trabajar creando zonas de marginación y miseria.

Entonces, la pobreza era muy grande, un 60% de la población del medio rural y de los barrios marginados  de toda España eran pobres de solemnidad.

En nuestra biblioteca guardamos novelas sobre este mundo de marginados,  tales como: La Colmena, de Cela/ El camino, de Delibes/ La noria, de Luis Romero/ El Jarama, de Sánchez Ferlosio/ El fulgor y la sangre, de Ignacio Aldecoa/ Los Bravos, de Jesús Fernández Santos/ Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos/ Pequeño Teatro, de Ana María Matute.

En todas estas novelas arriba reseñadas se puede leer, directamente o entre líneas, la miseria que asolaba nuestra patria en aquella fea posguerra. Una brisa miserable que giró la veleta de la imaginación y de la creatividad a algunos autores. Recordemos que la clase media de aquella década era mínima y estaba formada por pobres  vergonzantes disfrazados de "pudientes".

También continuó la novela social fuera de aquella ominosa década con novelas como Los enanos, de Concha Alós 1962/ El sumario, de Pablo Antoñana 1964/ Lola, espejo oscuro, de Darío Fernández-Florez 1965/ La zanja, de Alfonso Grosso 1960/ Campos de Níjar, de Juan Goytisolo 1960/ El desconocido, de Carmen Kurts 1960/ La mina, de Armando López Salinas 1960/ Nada, de Carmen Laforet, 1944 (¡la década tenebrosa de los 40!)/ El cacique, de Luis Romero 1963/ Requien por un campesino español, de Ramón Sender 1960. Sin olvidar los tardíos y últimos coletazos de este realismo social con novelas: Si te dicen que caí, de Juan Marsé 1973/ Madrid, Costa Fleming; de Angel Palomino 1976/ Andalucía, campo de trabajo y represión, de Antonio Ramos Espejo 1978/ Las ninfas, de Francisco Umbral 1975/ Milagro, milagro; de Jesús Torbado 2000.

Leyendo algunos de estas novelas se deduce que los españoles actuales, que ocupan puestos de responsabilidad, empresariales o políticos, devienen , según definición de Heráclito, de familias y padres forjados en un ambiente similar de miseria y necesidades como algunos de aquellos personajes que los novelistas de la década de los 50 muestran en algunas de sus novelas. Son, y lo comprendemos, paredros de sus humildes y pobres antepasados con ansias de borrar o ignorar sus pobres genes. 

"España es ansí"  lo dijo Pío Baroja. No somos ni mejores ni peores que nuestros vecinos europeos, sino diferentes.


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