Un libro de mi biblioteca. No pongas tus sucias manos sobre Mozart

Un libro de mi biblioteca.

 No pongas tus sucias manos sobre Mozart

Autor: Manuel Vincent


Son 22 relatos cortos centrados en aquella década nada prodigiosa, sino más bien confusa, de los años 80.

Antes de sacar algún texto señalamos los títulos de algunos cuentos:

* No pongas tus sucias manos sobre Mozart

* La noche íntima de Madrid

* Como hacer feliz a un niño

* Extraterrestres en Puerta de Hierro

* Fiesta en Nueva York

* ¿Quiere usted acostarse conmigo?

* Magia para gente noble


Entresacamos párrafos de algunos de estos cuentos para sentir aquellos años de una transición añeja ¿y cutre?

"Esta es la pequeña historia de una rebelión. El famoso caso de un hombre de izquierdas que un día se deshizo del propio terror psicológico de que sus amigos le llamaran reaccionario cuando le arreó un bofetón a su hija de quince años, la echó de casa y se libró del trauma de la paternidad responsable. El episodio fue el final de un proceso neurótico y se desencadenó por un disco de Mozart"

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"Entonces en el cabaret, el artista se pone en plan metafísico y realiza un strep-tease existencialista, mientras reividica a gritos su condición de homosexual con orgullo de pollancón. Se arranca el atrezzo a tirones, se limpia el rostro con crema y dentro aparece un señor gordito con cara de paracaidista"

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"Era la agenda de un pequeño burgués sometido a su entorno familiar bastante cutre, ahormado por el horario fijo entre la oficina y el hogar. Por fin había conseguido quitarse la argolla, pero su libertad le aburría. Durante semanas el hombre separado realizó una descubierta sin comerse una rosca. Iba desmadrado por cócteles, conferencias, presentaciones de libros, exposiciones de arte, de todo hasta que le tocó pasear a su hijo de doce años, un niño caprichoso que exigió comer un helado a las diez de la mañana. Este niño es un extraterrestres -pensó el padre- ahora quiere, después de comer y en plena digestión, alquilar una barca y que lo pasee por el estanque del Retiro"

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"Llegó a Madrid y quería ser moderna. Cayó bien porque parecía una niña rebelde que aún traía cagarrutas en el pelo. En aquel ambiente resabiado de artistas insumisos, en las madrugadas de humo en Oliver y Bocaccio, ella llevaba el olor a chozo y la desenvoltura de analfabeta, tan natural. Y así se fue convirtiendo en una cara conocida en aquel circuito bohemio y se dejaba invitar a un bocadillo mientras preguntaba quién escribió el Quijote"

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"La maravilla de pertenecer al Real Club Puerta de Hierro es el tener aquel privilegio extraño: te sientas en la terraza y puedes divisar las tres capas estratificadas de la sociedad madrileña, cada una en el lugar exacto del panorama social. Al pie de Club, separado por el cauce fétido del Manzanares está el Parque Sindical desde donde llega un esfumado fragor de obreros. A la izquierda se ve la carretera de La Coruña, embotellada por la clase media, que en sus coches acarrea hacia la sierra todas sus frustraciones de la semana. Se percibe bien el ronroneo de los coches mesocráticos. Más allá también se divisa el Club de Campo, lleno de meritorios. Allí come y juega lo más sólido de la sociedad madrileña. Pero la aspiración, la ansiedad inconmesurable de los socios del Club de Campo consiste en poder un día alcanzar el último rellano de su clase y entrar en el Club Puerta de Hierro, que es un cerrado de estirpe"

 


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