Dos mujeres "diferentes"

Dos mujeres "diferentes"


La judía Susona o Susana Ben Suson (siglo XV)


En el año 1480 los judíos de Sevilla tramaron una conspiración dirigida por Diego Suson, padre de la Susona, para atacar a los cristianos y liberar de las mazmorras de la Inquisición a todos los presos.

Susana era una bella judía, amante de un apuesto capitán cristiano, que en prueba de su amor  le confesó dicha rebelión. 

Una reunión secreta de judíos fue desmantelada; todos apresados y ajusticiados. La conspiración anticristiana fue suprimida.

A raíz de la masacre Susana cayó en una fuerte depresión, abjuró de su religión y posiblemente en su confusión y desesperación al perder a su amante  y por traición a sus congéneres, se hizo cristiana refugiándose en un convento. 

La historia dice que tras su muerte, en su testamento, ordenó que su cabeza se expusiera en una jaula de hierro sobre la entrada de su antigua casa como escarnio por la barbaridad que cometió contra los suyos. Actualmente hay un azulejo sobre dicha puerta para recordar la barbaridad que cometió la enamorada Susana o Susona.


Zaida de Sevilla, (1063-1107) la princesa musulmana que se enamoró del rey de León  Alfonso VI


Cuando la princesa Zaida casó con el rey de la taifa de Córdoba Al-Mamun marchó a aquella ciudad a vivir.

Quedó viuda y se vio sola cuando los almorávides sitiaron Córdoba que estaba a punto de ser conquistada. Zaida, con sus hijos y parte de la corte se refugiaron en Toledo bajo la protección del belicoso, viril y mujeriego rey Alfonso VI.

Zaida viuda y con una belleza notable cayó en los brazos del amoroso rey cristiano siendo su amante por unos años antes de abjurar de su religión para hacerse cristiana, tomando el nombre de Isabel, para poder casarse con él. 

Hay que decir que este "rey-macho" tuvo cinco esposas legítimas, numerosas amantes e hijos bastardos. Zaida le dio un hijo Sancho, que el rey reconoció como legítimo.

Al rey Alfonso VI le gustaba todo lo moro, todo lo árabe a tal extremo que se paseba por palacio vestido como tal y le encantaba la comida mora.

Zaida o Isabel vivió feliz con él hasta su muerte para dar paso a la quinta y última esposa  que tuvo dicho rey.






 

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