Una pregunta directa ¿Qué pasaría en el mundo si se legalizaran todas las drogas?

Una pregunta directa ¿Qué pasaría en el mundo si se legalizaran todas las drogas? 


En primer lugar sería una hecatombe financiera ya que hay muchas empresas y bancos "legales" que funcionan gracias a las enormes cantidades de dinero que manejan y blanquean en actividades lícitas empleando por ende a muchas personas.

Según la Oficina de Crimen y Droga de la ONU los negocios ilícitos de las drogas mueven al año 300 mil millones de dólares que necesariamente se han de invertir en negocios legales y ahí estriba la duda, en la cantidad de negocios y de empleos que viven de las inyecciones económicas de sus auténticos propietarios, los carteles de la droga y sus asociados. Hay gobiernos que su PIB se basa directa o indirectamente de la droga.


Conocidos bancos internacionales y nacionales de todo el mundo existen por el tráfico monetario (según la DEA) que a través de meras pantallas y filtros manejan dichas entidades financieras. Se sabe que la mayoría de los beneficios de estos capitales blanqueados se invierten en negocios legales en Europa y en los Estados Unidos.

Recomendamos leer en Google: Cuáles son los métodos del lavado de activos. Repetimos, hay demasiados negocios (grandes hoteles de lujo, urbanizaciones de prestigio, compañías de cruceros, empresas varias...) que viven gracias a la producción y tráfico de droga, sin contar con los llamados empleos subsidiarios: policía especializada, agentes de aduanas, carceleros y sanitarios, centros de recuperación, jueces y fiscales y otros personajes que existen gracias a este maldito negocio de las drogas.

La Universidad Autónoma de México tiene editado una pdf con un magnífico trabajo de investigación:

Vista de Economía criminal y lavado de dinero (Consultar Google).

¿Cómo responderá nuestra sociedad ante una despenalización de la producción, tráfico y consumo de drogas de todo tipo? Los más negativos imaginarán  catervas de drogatas deambulado por las calles conformando la hez humana de cualquier ciudad. Véase el ejemplo del barrio de drogadictos de Vancouver con esos zombis del fentanilo esperando su hora final.

Los ciudadanos más optimistas vería este fenómeno de tolerancia como un remedio para cortar con la canalla y sordidez de los traficantes, los matones y los consumidores que al venderse a precios asequibles, como se hace cuando se compra una botella de ron, no tienen que delinquir.  Después llega la justificación social y filosófica: con el tiempo, la gente proclive al consumo de sustancias estupefacientes se cansará y al no ser un objeto de prohibición carecerá del estímulo de lo prohibido que tanto gusta a ciertas mentes perversas.

La realidad es que los propios carteles dedicados a la fabricación y distribución de todo tipo de drogas son los menos interesados de que se legalice porque, por razones obvias, el precio caería y las ganancias serían casi nulas.



  

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